Terror en la luz.
El cielo es infinito para el pájaro entre rejas.
sábado, 21 de julio de 2012
ONÍRIA PERDIÓ A INSOMNIA
Yo no sé si pasa el tiempo en realidad o es todo una falacia. Creo que el viento me ha jugado una mala pasada de esas que te impiden respirar con alivio y que te dejan siempre cierta sensación de sofoco en el corazón. Y el tubo de escape de la humanidad, los sueños, para mi son otro infierno más ahora. Porque si no es un día es otro y cada uno de ellos es un paso atrás en mi proceso de no recordarte. A veces ni siquiera me miras. Creo que jamás me has hablado en el mundo onírico desde que me olvidaste. No lo consigo. Juro por mis huesos que me lo propongo constantemente. Voy por la calle y digo: quedan tres baldosas amarillas y luego ya va la roja; en cuanto la pise, el destino me ayudará a perderte de vista. Pero eso no sucede. Y sé que no es real lo que me pasa. Sé que todo esto es un ideal. Y sigo haciendo planes para los dos, y cuando estoy en medio de uno me doy cuenta de que no tiene ningún sentido porque tú ya no estás. Entiendo ya eso de "morir de amor" y es que en mi ya no solo pasan los años, sino que pasan los días sin ti y eso es peor que cualquier enfermedad terminal que exista. Cuando llegue a la tumba, con 30 o con 90 años, seguirás en mi alma. Porque ya has traspasado todos los vértices y huecos de sentimiento que tengo. Ya no sé qué más decir ni decirte. Ya no sé cómo sonreír a los demás. Ya no sé amar, no puedo, ni quiero. Tal vez mi castigo sea no volver a querera nadie más que a ti. Apenas sí puedo escuchar música, porque todas las canciones, da igual el motivo, me llevan a ti. Ya no puedo leer, porque en cualquier frase te encuentras. Y en la televisión. Y en Internet. No importa que me vaya a un monte, a una fiesta o que me quede en casa. Te veo hasta en el reflejo de un abejorro. He buscado a Dios por ti. No quiero otra cosa en mi mano que tu mano. No quiero otra cosa en mis labios que los tuyos. Y jamás volverás. Jamás. Si al menos pudiera sospechar que lo que me está sucediendo es una mentira, viviría aliviada y a la espera de volver a nuestro mundo. No sé dónde están las contraseñas: la del olvido o la de tu corazón. Perdí ambas.
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