Pongamos que lo mejor de todo en la vida es lo que menos uno quiere que sea. Tú arrimas el hombro y él no se apoya. Tú excitas sin quererlo y él acepta. Te muerdes un labio en el sentido más inocente y él se empalma. Pongamos que todo es absurdo.
Imagínate no poder soñar jamás. Tal vez el punto exacto de la felicidad consta de impulsos. Un día alguien me expuso su impulso más perverso y yo acepté sonriente su insinuación. Pongamos que eso fue algo nuevo y que me sentí atraída a pisar sin calma la sed del mal que podría llegar a habitar en dicha propuesta.
Insinúate a ti mismo. Visualiza el mundo desde la perspectiva de una mujer encima de un hombre atractivo botando en una cama de 1X1. Imagínate justo eso... Botando en una cama de 1X1. Resbalando sobre un cuerpo parcialmente desconocido que se limita a un juego.
Propón, sobre ti, un lujurioso detalle. Sé locura incandescente.
Sería como no ser. Así, escotados todos bailando "La Marcha de la Vida", un nuevo invento del ser humano desde los tiempos prehistóricos.
Buscas el mayor cambio irreconocible en ti, y te planteas dar el paso jamás visto, jamás sentido. Imagínate todo eso dentro de un baño de 1X1.
Y horas de pasión. Sin palabras, solo gritos corruptos. Lágrimas de ardor plancentero sembradas en ese cuerpo que ahora ya tan solo conoces por el latido de un corazón que incluso puede no existir.
Al día siguiente... No, venga. Ni tan siquiera habría un día siguiente. En el momento en que todo cesa, nadie irá contigo a pasear. Nadie se mojará por volver a mirar unos ojos que no tienen ninguna importancia. La piel, el roce, el calor proporcionado en el acto impulsivo, solo sirven para saciar el momento que duró horas, sin significado alguno.
Eso eres. Una pieza no de coleccionista, si no de colección para alguien. Un nombre más en una lista importante para quien jamás será galán.
¿Y todo eso importa? Depende. Claro.
A veces eso puede significar algo muy importante. Un paso que podría ser el principio de todas las cosas o el mayor error que jamás podrás perdonarte en tu vida. Pero a veces el mayor error está en las cosas ya hechas con la mayor compasión e inocencia del mundo. A veces hay que delatarse, aunque no hayas sido asesino. A veces uno debe sentirse juguete aunque nunca se haya creído niño.
Y los pilares del mundo, caen. Y la brisa marina ya no será una manta dulce que te sonríe como antaño. Entonces todo será fuego, terremoto, tormenta.
Y quizás veas un hilo de luz, conductor hacia una vida perfecta, con un nombre perfecto, una fama siniestra pero seductora.
O no. O todo serán risas para el resto y el fin de la etapa vital más conmovedor del mundo...
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