Terror en la luz.

El cielo es infinito para el pájaro entre rejas.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Más fuertes que el tiempo.

Te sientas al lado de cualquier lugar pendiente siempre de su gesto. No importa quién se acerque ni qué loco no sepa pronunciar. Explicas cualquier cosa con tal de no ser lo que no eres, aparentas calma mientras el dedo índice apunta hacia miles de lugares al mismo tiempo. El frío, ¿existe? Ya no. El temblor del agobio de saber que ahí está todo lo necesario para respirar tranquilamente. El frescor que la vida te regala en el momento donde todo dolor podía ser reemplazado si llegaba exactamente lo necesario para sobrevivir. Inimaginable. Absolutamente incierto. Impasiblemente extraordinario. Meditadamente incorrecto. Increíblemente perfecto.
Llegas, te reproduces en mil trozos de plastilina en el momento que sus huellas persiguen las tuyas, con olor a todo lo bueno del mundo. Es sorprendente la facilidad de escribirlo, de describirlo, de argumentarlo. Sus movimientos espasmódicos, hiperactivos, aportan aquello que es lo mejor que se ha visto en el mundo. Y luego, solo se abalanzó. No hizo falta espejos retrovisores para localizar un puñal en la espalda, ni una señal de peligro latente por si acaso cualquier cosa horrible pudiera pasar, no. La nube bajó, allí mismo, y cada hueso se ralentizó y congeló al mismo tiempo mientras que la sangre procuraba no sobrepasar el estado de ebullición. Y todo en un solo instante, en un solo día, en un solo minuto, en un solo cúmulo de vida instantánea. El chute de la felicidad rotunda, perfecta, maníaca. No existía posibilidad de sentir menos, cuando incluso... El mundo llegó a explotar. La puerta blanca se cerró y nunca volvió a importar nada, nada más. Ojos que veían cuatro veces lo que el viento llevó allí. El gesto de su boca solventó cualquier dolor, mal o angustia del mundo. Se paró la guerra, surgió el segmento de población más hermoso, ahí justo, cuando lo pude sentir de cerca como si fuera el abrigo más arrollador del planeta. El resto lo creo ficción. Imposibilidad. La inteligencia del ser humano requerirá siglos de vida para descubrir todo lo que yo pude. Las manillas de cualquier reloj se retarán para negarme volver a hacerlo. Es entonces cuando eso ya dará igual, pues seremos más fuertes que el tiempo.

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