Terror en la luz.

El cielo es infinito para el pájaro entre rejas.

martes, 17 de abril de 2012

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Recorrido embotellado, leve. Sed de mal. De cómo cuando cae la noche el hombre se siente más valiente. Aguacero, debe ser eso. De cómo el sistema solar persiste a pesar del colmo de los buitres. Asumir tras rendir, agotar la sangre en vano. De pócimas, diría yo que van los tiempos. Un, dos, tres. Acompasados, siniestros. De cómo el vacío enlatado del recorrido embotellado y leve persigue a la sed del mal. Y el ruido que no es ruido, espanta. El silencio no existe. La miel es un ácido vestido de mamífero. El gris es olor pintado. Y los gusanos están tristes. Tristes y acompasados, y se sienten siniestros, pues viven en un eterno vacío enlatado, persiguiendo el fin de ese jodido recorrido embotellado y leve cargado de mieles disfrazadas de acidez y de olores que representan un gris como si estuviera pintado. Preguntas con respuesta inyectada en vena. Peligrosidad sin nieve: como si no existiera. Alto voltaje de mimbre sobre zarzamoras huecas, moribundas pero opacas. Verano mojado, teñido de invierno seco, pintado de un gris embotellado.

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